NASA Earth Observatory image by Jesse Allen, using data from NASA/GSFC/METI/ERSDAC/JAROS, and U.S./Japan ASTER Science Team
la erupción del Wolf el 11 de junio.
La Agencia Espacial de los Estados Unidos (NASA por sus iniciales en inglés) publica unas fotos espectaculares de la erupción del volcán Wolf en la isla Isabela por primera vez en 33 años.
La explosiva erupción del Wolf, el volcán más alto en las Galápagos, envió gases volcánicos y ceniza hasta una altura de aproximadamente 15 kilómetros (50.000 pies), mientras que la lava fluyó a través de una fisura, por las laderas este y del sudeste, y con el tiempo llegó al mar. A principios de junio, los flujos de lava ricos en azufre en las laderas se calmaron.
Esta imagen de Wolf fue obtenida el 11 de junio de 2015, por el equipo avanzado de imagenes espaciales en el satélite Terra. Los colores no son reales; la fotografía combina los colores infrarrojo, rojo y verde, lo que hace que las zonas con vegetación se vean rojas y la lava color carbón o negro.
NASA Earth Observatory image by Jesse Allen, using data from NASA/GSFC/METI/ERSDAC/JAROS, and U.S./Japan ASTER Science Team
Una vista más cercana de la erupción del Wolf el 11 de junio
Del 12 al 16 de junio, seismólogos del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional del Ecuador detectaron mayor actividad en el interior de la caldera, cerca al costado sur. La caldera mide 7 kilómetros (4 millas) de ancho y casi 700 metros de profundidad. La nueva lava se ha colocado sobre los depósitos de la erupción de 1982. El Wolf es un volcán tipo escudo, con pendientes relativamente amplias, pero suaves (como el escudo de un guerrero de la Polinesia), donde los flujos de lava tienden a extenderse sobre los flujos anteriores. El volcán se eleva 1.710 metros (5.609 pies) sobre el nivel del mar, cerca de la línea equatorial y encima de un punto volcánico caliente.
En los primeros días de la reciente erupción, grupos conservacionistas temían por la seguridad de la rara especie de iguanas rosadas, que sólo se encuentran en la isla Isabela, y por la población local de tortugas gigantes e iguanas amarillas. Afortunadamente esas criaturas no están en peligro hasta la fecha por la erupción debido a que la ceniza y la lava fluyeron al este y sureste, mientras que los animales viven en su mayoría en el norte y oeste de la cumbre.