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Visualización de El Niño por la National Oceanic and Atmospheric Administration EE.UU.

Los científicos que estudian fenómenos climáticos reportan la posibilidad de que se forme otro El Niño en el Océano Pacífico este verano. Algunos advierten que podría ser un evento de gran magnitud,  similar al  de 1997-98 que alteró los patrones climáticos en todo el mundo y dañó gravemente los frágiles ecosistemas de las Islas Galápagos.

“Estamos observando cuidadosamente el desarrollo de un posible El Niño en la primavera y en el verano”, dice el meteorólogo Tony Barnston del Instituto Internacional de Investigación  para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia en Nueva York, en un video en su sitio web. El instituto calcula que hay 60% de probabilidades de que se desarrolle El Niño este año.

Hay otras predicciones.  La Administración Nacional del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA)  en un boletín del 10 de Abril  pone las probabilidades de que se desarrolle otro El Niño en 50/50 superando el 50% en el verano.

Los meteorólogos en Australia dicen que las probabilidades son mayores que el 70%. Por supuesto, no es raro que los científicos tengan diferentes opiniones en sus pronósticos. En el pasado predicciones tempranas sobre El Niño no se realizaron.

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Las temperaturas del agua en el Pacífico oscilan normalmente entre cálidas y frías en un patrón conocido como la oscilación meridional de El Niño. Un episodio de El Niño ocurre cuando los vientos alisios del Pacífico que son la norma  son reemplazados por fuertes vientos que soplan desde el oeste, acumulando el agua caliente en la parte oriental del océano. Esto tiene un profundo efecto sobre el clima global durante muchos meses. Y en este momento en esas áreas el océano y el aire muestran  muchos  síntomas reveladores .

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“Por debajo de la superficie,  tenemos mucho calentamiento”, dice Barnston. De hecho, algunas de las temperaturas apuntan hacia el inicio de un gigante  El Niño que estaría a la par con el de 1997-1998. De acuerdo a la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, ese acontecimiento causó $35 mil millones en daños y cobró 23.000 vidas humanas a nivel mundial. “Será mejor que nos acostumbremos a esto”, dijeron científicos de la universidad, que predicen una duplicación de severa actividad en un nuevo  El Niño debido al cambio climático global.

“El Niño ha causado estragos en las Galápagos”, declaró el capitán Wellington Rentería , del Instituto Oceanográfico de la Armada del Ecuador ( INOCAR ) , a la agencia de noticias AFP : ” En particular, el aumento de la temperatura causó que casi todos los arrecifes de coral desaparecieran”.

INOCAR , trabajando con  oceanógrafos estadounidenses,  utiliza  submarinos no tripulados en aguas de Galápagos como parte de un estudio para ver si el cambio climático y el calentamiento de los océanos  intensifican la frecuencia y severidad de los episodios de El Niño.

Además de la destrucción de los arrecifes de coral, los episodios de El Niño interrumpen el suministro de alimentos marinos, al morir las  algas  aumenta la mortalidad de las iguanas marinas , las tortugas y los peces . Las aves , incluyendo piqueros de patas azules, fragatas, albatros y otros tienen dificultad en encontrar su sustento ya que hay menos nutrientes en las aguas del océano lo que disminuye la vida marina .

“Las especies que se encuentran al borde de la supervivencia o extinción podrían  llegar  al límite”, dice el doctor Stuart Banks, científico marino de la Fundación Charles Darwin. ” Ya hemos visto varias posibles extinciones”.

Los turistas que lleguen a Galápagos durante el próximo El Niño probablemente tendrán que soportar lluvias inusualmente intensas, algo que se ha observado en el pasado.

Jack Nelson, residente de Galápagos por muchos años y co -propietario del negocio de buceo Scuba Iguana en la isla Santa Cruz, recuerda El Niño de 1982-83 vívidamente: “La temperatura del océano era más de 80°F  a una profundidad de 180 pies durante muchos meses”, escribió  en Facebook “, y la lluvia era como sábanas, cortinas sólidas de agua tibia que caian constantemente”.

Field Museum, Chicago

El yate “Carola” de Leon Mandel, anclado frente a San Cristóbal , en febrero de 1941, la vegetación inusualmente intensa debido a las lluvias de El Niño. Chicago

Leon Mandel, un magnate propietario de grandes almacenes  en  Chicago, patrocinó una expedición científica del Museo Field a las islas en el invierno de 1940 a 1941 durante  El Niño, escribió: “Ha llovido todos los días desde que hemos estado aquí ; no todos el día, pero no son lloviznas ligeras”.

El 7 de febrero 1941 Mandel escribe en su diario acerca de un viaje al Progreso en el interior de la isla San Cristóbal : “Un camino que generalmente es transitable a caballo,  ahora es tan lodoso que un hombre montado en un burro tomó cuatro horas para hacer los siete kilometros”.

Con las lluvias vienen los mosquitos lo que aumenta la propagación de enfermedades tropicales. Los que se benefician son los animales de especies introducidas  como los gatos asilvestrados , perros y cabras que se alimentan de la flora y fauna nativa de las islas.

Mientras esperan para ver si sus predicciones se hacen realidad , los  climatólogos  dicen que mucho dependerá de los vientos y los patrones de temperatura del mar en los próximos meses para determinar si habrá o no un episodio de El Niño.

El Dr. Banks de la Fundación  Darwin se preocupa de que se ignoren las advertencias por considerarlas “falsas alarmas”.

“La gente ha estado anticipando un fuerte El Niño desde hace un tiempo y  tal vez están un poco insensibilizados,” dijo en un correo electrónico a Galápagos Digital.

Mientras tanto, los científicos de todo el mundo están esperando y observando atentamente  esa gran mancha de agua caliente debajo de la superficie del Pacífico.