Godfrey Merlen
80 canarios Maria recogidos en un dia
Sobre una sábana blanca más de ochenta bultitos con plumas amarillas. Son los restos de canarios “Marias”, como se les conoce en Galápagos, atropellados en un solo día por vehículos en la carretera que conecta el canal de Itabaca con Puerto Ayora en la Isla Santa Cruz.
“Esto ha estado ocurriendo durante mucho tiempo”, dice Godfrey Merlen, un biólogo británico que ha vivido en Galápagos durante cuatro décadas. Él y una asistente recientemente pasaron un dia recorriendo a pie y en bicicleta esa carretera recogiendo las aves muertas.
El Parque Nacional Galápagos (DPNG) calcula que de 50 a 60 aves mueren en un día normal, un número que sumaría de 18.000 a 22.000 aves muertas en el transcurso de un año. Los funcionarios del Parque dicen que el problema es causado principalmente por taxis que van a toda velocidad por la carretera, tratando de hacer el mayor número posible de carreras transportando visitantes desde el muelle y asi ganando más. Añaden que el límite de velocidad, de 70 kilómetros por hora (43 mph), es ampliamente ignorado.
Es irónico que parte de la fauna de Galápagos, el imán que atrae a los turistas, está siendo sacrificado por los taxistas que dependen de los dólares de los turistas para su subsistencia.
La organización WildAid y el Parque han dotado a la policía de Santa Cruz con pistolas de radar para monitorear la velocidad, pero, de acuerdo a los funcionarios del Parque, la policía ha sido reacia a utilizar el equipo, citando recortes de personal y mal funcionamiento de los radares como excusas.
George Lewis-Galápagos Digital
Cartel del Parque pidiendo respetar limite de velocidad
Ahora, el Parque ha puesto en marcha un programa de sensibilización del público, a través de vallas publicitarias a lo largo de la carretera, de un programa de radio semanal para tratar de reducir la carnicería, instando a los taxistas a reducir la velocidad y conducir dentro de los límites de velocidad. Además conduce talleres para instruir a los taxistas sobre conservación.
“Trato de respetar el límite de velocidad”, dijo un taxista de Puerto Ayora, “pero a veces los pájaros aparecen de repente en el suelo y se los golpea con el vehículo. No soy ningún santo, pero yo soy más cuidadoso que otros conductores que vienen de la parte continental y no saben como respetar nuestro medio ambiente “.
Luis Moreno
Lucho Moreno en la carretera recogiendo aves muertas
“Hay una falta de voluntad”, dice Luis “Lucho” Moreno, propietario de la Farmacia “Niño Dios” en Puerto Ayora. “El Parque Nacional tiene que presionar a la policía para que actúe.” Moreno, quien comenzó a notar los cuerpos de los canarios “Marias” hace seis años, cuando iba en su moto por la carretera, fue el primero en dar la voz de alarma sobre las aves muertas, presentando numerosas quejas ante funcionarios públicos.
“Todos somos culpables”, dice, “no sólo los conductores, todos nosotros, porque no valoramos lo que tenemos en Galápagos- esta hermosa naturaleza.” El cree que la policia y los taxistas deberian ser reclutados en las islas, no en el continente, y deberian recibir entrenamiento periódicamente sobre la importancia de preservar la fauna de Galápagos, “Se necesita una policia ambiental y los taxistas deberian recibir “carnets ecologistas de manejar” añade.
Además aduce el Sr. Moreno “Se deben imponer fuertes multas no solo a los taxistas sino también a los propietarios de los vehiculos y limitar el número de carros que circulan por las islas”
Cecilia Alvear-Galápagos Digital
Mural en la fachada de la farmacia de Lucho Moreno.
Para ayudar a propagar su mensaje Moreno pintó un mural en la fachada de su farmacia con las aves y el lema “Quiero seguir volando”, escrito en inglés. El dice que le gustaría que todas las autoridades de Galápagos y hasta el presidente Rafael Correa se unieran a él en este esfuerzo por salvar a las aves.
Un amigo suyo, el guía naturalista Marlon Véliz, ha escrito un conmovedor cuento infantil sobre la difícil situación de las aves, titulado “Los Monstruos de la carretera.”
En ella, un pajarito llamado Miguelito se pregunta qué ha sido de su madre:
“Tengo mucho miedo, no sé que va a pasar, ya es tarde, hace mucho que se fue mamá, mis hermanitos siguen llorando, ya no puedo hablar mas, yo también tengo hambre y muchas ganas de llorar.
“Señor Monstruo de la carretera, solo le pido una cosa y nada más. Por alli anda mi mami, es amarilla como el sol, es muy linda y mas linda cuando la escuchas cantar. Si la ves por tu camino, POR FAVOR NO LA VAYAS A MATAR, avísale que vas a pasar, y dile que yo y mis hermanitos lloramos mucho, tenemos hambre y la queremos abrazar.”
Pero, al fin de cuentas, les corresponde a los adultos y a las autoridades proteger a los canarios “Marias” y las otras aves de Galápagos. A Godfrey Merlen le gustaría que el Ministerio de Turismo se uniera a la campaña:
“Está fuera de contexto por un lado promover el turismo y al mismo tiempo contribuir a eliminar la fauna que es el recurso que fomenta el turismo”, dijo, y agregó que todos los que viven en la vida de Galápagos se benefician de sus recursos naturales y el mantenimiento de estos debe tener la máxima prioridad.
“Matar a los pájaros en el camino”, dice, “es una falta de respeto a esos objetivos y completamente innecesario.”
Mientras tanto, los visitantes a Galápagos pueden hacer su parte. Si usted está en uno de esos taxis en la carretera de Santa Cruz y ve que su conductor va más rápido que el límite de velocidad de 70 kilómetros por hora, usted puede decir: “Más despacio, por favor” y “Tenga cuidado con los pajaritos.”